viernes, 1 de febrero de 2013

Hergest Ridge

Limpio y cristalino suelen ser dos de las palabras que me vienen a la mente al pensar en la forma de tocar de Mike Oldfield. Cuando era simplemente un chaval de unos 10 años era de lo único que escuchaba, nunca sabré por qué. Recuerdo que lo primero que debí escuchar fue el Tubular Bells 3 que me sigue pareciendo un disco irregular pero con momentos especialmente buenos. Si mal no recuerdo una de las canciones de ese disco la utilizaba el noticiario informativo de la Universidad de Murcia en la 2 de Televisión Española. Recuerdo que no tardaría en deleitarme con discos como Voyager o Platinum, pero sin duda fueron sus primeros discos los que más me entusiasmaron. Junto a su archiconocido disco de debut llegaron dos joyas musicales que se llamaban Hergest Ridge y Ommadawn. Estas dos son de lo mejor de su discografñia, pero cayeron en desgracia debido a que fueron eclipsados por ese primer álbum, el mejor que hizo sin ninguna duda.
Pues bueno aquí va Hergest Ridge ese segundo disco, al cual considero su disco pastoral. Me recuerda la parte central de su segunda parte a otras recreaciones de lo que una tormenta en el campo puede ser como la Sinfonía Pastoral o El Verano de Vivaldi, solo que reformulado para unas guitarras eléctricas con la distorsión al máximo tan propias de los setenta. El resto del disco sigue una formula que oscila entre la delicadeza y el entusiasmo, lo cual se convierte sin duda en una delicia para los oídos.